martes, 5 de febrero de 2008

Pánico siniestro


El tiempo me persigue. Pasos detrás de mi; preso de mis propios anhelos. Adormecido, tirado en el polvo; cobijado en mi terror. Visiones, sueños. Pero puedo sentirlo muy dentro de mí, como real, el dolor es verdadero. Son solo observadores de nuestro trágico destino. Ni pensar en la muerte; mas la espero con ansias desesperadas. Esclavos sin cadenas, miserable existencia. El más eficaz sistema de control, tortura abiertamente aceptada. No te importo. Impotencia que nos ahoga lentamente; me ahogo involuntariamente, y sin embargo, voluntariamente hemos decidido extender nuestra agonía. El calvario de los incompetentes, el paraíso de los necios, la guerra del esquizofrénico, mi escondrijo abandonado sumergiéndose lentamente en sangre. Retorcido en la angustia, vivo abrazado a la nada. Suicido eterno, inmortalidad inmoral. Mirad los rostros demacrados, detrás esconden un regocijo perverso al saberse sacrificados. La adoración por lo bárbaro, lo bestial y decadente a superado los limites de lo soportable; la cuerda ya no cuelga vacía de la horca, se alimenta del aliento de nuestro espíritu. Quebrantada mi alma, la soledad se convierte en mi lugar; el lugar donde uno puede estar se llama locura. Ser la ventana por donde se asoman morbosamente miradas lascivas de desprecio es el único objeto, propósito desprovisto de benevolencia. Deseando de los dioses su existencia la esperanza pasa a convertirse en el más grande de los insultos ¡Insulto blasfemo! Lastimas mis intenciones inmisericordiosamente. Maniqueísmo primitivo y convenenciero, eres el falso farol; diminuta llama que no alumbra en medio de un firmamento iluminado ya, desde los principios, por la sabiduría innata de la espontaneidad perpetua del Sol de Trundholm. Sigilosamente alcanzan mis pasos, se esconden en las formas de mis sombras, por eso en el reino de la oscuridad nos dejamos caer, exhaustos de huir de lo ineludible. Es por ello que estamos aquí: el pánico que provocan las visiones del imperio de lo terrorífico y siniestro cesa momentáneamente; si, estamos abrigados en el, mas no atrapados por el. El no nos posee, nosotros le poseemos…

1 comentario:

Consolation Des Arts dijo...

Ah! fue tan agradable leer esto. Dígame señor, ¿Será que el tiempo nos persigue incesante en su andar lento o seremos nosostros quienes lo seguimos como febriles marionetas?
Tiempo-mounstruo, hombres-locos, por él.
Saludos...