Tirando mirada

Siendo yo, tan mediocre. Siendo yo, tan miope. Perdiendo a poco la mirada, la lanzo lejos, se propaga como el sonido. Resilencia infinita, triunfo lejano. No decaigan, no me dejen; el abandono nos acompaña sigilosamente, vivazmente. Y a pesar, sigo vivo, mis figuras intactas crecen y se enredan por el desierto de tierra húmeda. No me dejen hermanos, yo lucho por lo mismo que vosotros; por la vida, por amor, por la utopía. Son sinceros, lo se. Derramo a cada paso gotas inagotables de fuerza; la fuerza no vasta, deseo, como tantos, la unión, la unión verdadera. Direcciono ahora mi humilde mirada, mas ya no creen. Hay que creer en ello, inundémonos de pasión, pasión desbordada, verdadera. ¿Es que acaso no puedes discernir una de otra?, a eso hemos venido. Partiendo de aquí es todo tan simple, tan incomprensible. No es resignación, es avaricia, es sinceridad. Esta bendita mediocridad es, al final de cuentas, voluntad. Recibamos con alegría y claridad el enigma de la muerte, indescifrable se mantendrá por siempre, mas la vida se nos revela en cada andar, en cada paso, en cada sensación. Despierta mi odio y mi furia todo lo contrario: sensibilidad. Rigurosa y firme sensibilidad. Mi intelecto y mi espíritu anhelan más de la grandeza que me ha dado a probar esta sencillez valerosa. Este es un llamado, no uno falso, sino sincero, reciban mi saludo y respondan mi interrogante, ¿Como fue que se nos escapo la vida? ¿Como fue que se nos fue el destino? ¿Es que acaso no hubo control, no hubo voluntad? La revolución, la evolución esta a vuestro alcance, transformemos nuestros núcleos cercanos y algún día nos encontraremos...