sábado, 28 de abril de 2007

A los sinceramente brindadores de amistad

¿A dónde he de ir?

He tratado de huir, cuando pensaba estaba tratando de encontrarme con mi destino. La vida siempre se reproduce de manera totalmente contraria a lo que se espera. Y siempre son los personajes más inesperados y extraños, los poseedores de esa adrenalina capaz de avivar ese fuego interno que estaba a punto de extinguirse por siempre. He hablado demasiado sin ser escuchado; pero el hecho es: he hablado demasiado, sin detenerme un instante ha escuchar a esos que realmente tiene algo importante para decir, dignos de oídos agudos y fuertes, y poseedores de un anhelo; anhelo emparentado con mi deseo. Bueno, es hora de tragarme mis palabras, y retomar el camino. Todavía no llega el momento en que habré de partir a mi humilde morada: el vacío del universo. Parece que el destino me ha encontrado a mí, y me ha dicho: ¡No seas impertinente!, yo soy quien decide quien debe morir y de cual forma, por tu atrevimiento te despojare de toda capacidad de autodestruirte, y dejare latente la posibilidad de una muerte despiadada y dolorosa, habrás de probar el amargo licor de una vida eterna, mediocre, común, corriente, día a día vivirás como en una pesadilla de la cual no puedes despertar, caminaras por las calles y te perderás entre las masas… y lo tristemente doloroso será que nadie lo notara, los imbeciles creerán estar al lado de un androide mas, sin alma, sin espíritu propio…

Mi amigo salvador del mundo, solo repito las palabras alguna vez pronunciadas por tus propios labios: “Nadie le advirtió que el enemigo mas grande del hombre, es el hombre mismo.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Salvador, dónde te has ido?, a dónde te has marchado?
Tu blog te está esperando y tus lectores leerte de nuevo están deseando.
Que tengas un buen día, tardes o noches!, y vuelve a clases pronto, que ya falta poco!
Saluditos!

Todos tus muertos dijo...

¿Dónde estás imbécil? Comunícate, che.